27.4.07

Uyuni: besos con sal en el cielo

Para llegar a Uyuni, en el altiplano boliviano, abordamos un bus en Potosí. En teoría eran 6 horas de viaje en un vehículo que prometía “confort, elegancia y súper lujo”, según la inscripción que tenía en su exterior.
Pues bien, el bus era pequeño, incómodo, atestado de gente, las ventanillas no abrían y el camino parecía sacado de un paisaje lunar.
Cuando llegamos a Uyuni, luego de siete horas, nuestro aspecto parecía el de un beduino que acaba de atravesar el desierto a pie.
Sin embargo, todas las incomodidades quedan en el olvido cuando se llega a Uyuni, y se visita el magnífico salar.
Uyuni en sí, es un pequeño pueblo, cuya población vive de la industria de la sal y del turismo. Está a 4.000 metros sobre el nivel del mar y casi siempre hace un frío descomunal, especialmente por la noche.
Al día siguiente de nuestra llegada, fuimos al salar en una 4 x 4, que compartíamos con un variopinto grupo de personas, provenientes de diversos lugares del mundo.
A medida que nos alejábamos del pueblo y nos acercábamos al salar, el paisaje se tornaba más y más desolado, hasta que el piso fue sólo sal.
La sensación es indescriptible. El piso, el cielo y las nubes se confunden, se hace imposible distinguirlos, y la sobrecogedora claridad hace que los ojos se cieguen.
Al mediodía almorzamos carne de llama en un hotel construido únicamente con sal, enclavado en la inmensidad del salar, y al caer la tarde regresamos al pueblo, convencidos de que habíamos visitado un lugar único en el mundo.
Pero como una imagen vale más que mil palabras, les dejo algunas fotos de aquel sitio mágico. Si tienen la posibilidad de ir, no se lo pierdan. No se arrepentirán, se los aseguro.

Fotos (arriba del post)
El salar, inabarcable

A continuación:

1) Entrada al Salar
2) Almuerzo en el Hotel de Sal
3) El Hotel de Sal, perdido en la inmensidad
4) Mariana
5) Montículos de sal
6) Mariana y yo
7) El “bus de lujo” en el que viajamos de Potosí a Uyuni
8) Un atasco en la “carretera” de Potosí a Uyuni









16.4.07

Ecuador y Costa Rica marcan el camino

"No estamos en una época de cambios.
Estamos en un cambio de época".
Rafael Correa, Presidente del Ecuador

Quienes visitan asiduamente este blog saben que bastante seguido escribo acerca de América Latina. En general lo hago de manera general, evitando escribir sobre un país en particular, con la intención de que el texto les interese a todos y no solamente a algunos.
Sin embargo, en los últimos días ocurrieron dos hechos históricos que creo que todos debemos conocer, debido a que son un ejemplo a seguir, un faro en el tan difícil y confuso camino hacia la segunda independencia de América Latina.
Uno de ellos ocurrió en Ecuador y el otro en Costa Rica.
Veamos.


Ecuador hacia su refundación

Hace pocos meses asumió la presidencia del país Rafael Correa, luego de vencer categóricamente al ultraderechista y multimillonario empresario Álvaro Noboa, a pesar de la campaña sucia, el fraude electoral en la primera vuelta y el apoyo incondicional de Estados Unidos a la candidatura afín a los intereses de sus transnacionales.
La principal promesa de Correa era realizar una Asamblea Constituyente, con la intención, no de modificar la constitución, sino de aprobar un nuevo texto constitucional, que reemplace a la carta magna vigente, infectada del falso dogma neoliberal.

La idea es refundar el país, y avanzar hacia una integración latinoamericana, alejándose de los postulados del Consenso de Washington.
Como era de esperar, la oligarquía ecuatoriana y sus representantes (los partidos políticos de derecha, los medios de desinformación masiva y la embajada de Estados Unidos) se opusieron férreamente a la medida. Apelaron a cada una de las triquiñuelas y las trampas que estuvieron a su alcance, pero nada alcanzó: el domingo se realizó el referéndum y casi el 80 % de los ecuatorianos votaron para que se realice la Asamblea Constituyente, luego de haber defendido la iniciativa en las calles durante meses, dando un ejemplo de lucha y compromiso.
Esto no finalizó aún. Ahora habrá que ver quienes serán los constituyentes y hasta donde se puede avanzar. Pero más allá de eso, vale el reconocimiento para el heroico pueblo ecuatoriano que, una vez más, demostró estar a la vanguardia de Latinoamérica en su grado de conciencia.

Costa Rica no se vende

En julio de 2005 el Congreso de Estados Unidos aprobó un tratado de libre comercio conjunto con Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador, Nicaragua, República Dominicana y Costa Rica (CAFTA, según su sigla en inglés).
Para que el CAFTA entrara en vigencia requería la aprobación de los parlamentos de todos los países firmantes. Así sucedió en todos ellos, con una excepción: Costa Rica.
El Presidente de ese país, Oscar Arias, es un férreo impulsor del CAFTA, al igual que la oligarquía y los medios de desinformación masiva al servicio de aquella.
Sin embargo, el pueblo costarricense ha dado dura batalla, y a pesar de todo, ha logrado frenar la aprobación de un tratado funesto, que convertiría en mercancías al servicio de las transnacionales los principales recursos naturales del país (una enorme porción de Costa Rica es hoy Parque Nacional) y pulverizaría los avances sociales de una nación que aún es una isla de progreso y equidad, si se lo compara con la dramática realidad de los países que lo rodean en América Central.
En los últimos días el extraordinario, polifacético y multitudinario movimiento ciudadano que se opone al CAFTA ha logrado que el Tribunal Superior Electoral de Costa Rica apruebe el llamado a consulta popular vinculante para que el pueblo se pronuncie sobre el tema.

Fue luego de decenas de marchas multitudinarias, que llegaron a convocar a centenares de miles de personas y cada marcha fue una fiesta. Participaron artistas, malabaristas, personalidades del país, etc., se mostraron imaginativas pancartas, se entonaron ingeniosas consignas y no hubo incidentes, a pesar de la constante provocación policial, en un país desacostumbrado a la violencia.
El Presidente Arias sabe que el pueblo de Costa Rica no se suicidará en las urnas, y por eso siempre se opuso a que se realice este referéndum.
Pero, al igual que en Ecuador, queda demostrado que el pueblo siempre puede más que las elites cuando se une, lucha y defiende contra viento y marea sus derechos ¡Pura vida costarricenses!

Cada país latinoamericano tiene sus peculiaridades. Pero creo que estos dos ejemplos valen para todos. ¡Felicitaciones a Ecuador y Costa Rica!

Fotos:
1) Historieta sobre el TLC.
2) Marcha de indígenas ecuatorianos por la Asamblea Constituyente.
3) Multitudinaria marcha en San José de Costa Rica contra el CAFTA.
4) Pancarta durante una manifestación en San José de Costa Rica.

8.4.07

La Segunda Independencia

“Si querés que vuelva al lugar donde nací
yo pido que tu empresa se vaya de mi país
y así será de igual a igual”

León Gieco. Músico argentino.


Una de las principales contradicciones de la globalización consiste en que mientras por un lado se fomenta la caída de todo mecanismo proteccionista y se promueve la libertad absoluta para el comercio, los capitales y las mercancías, por el otro se restringe cada vez más el libre tránsito de las personas entre los diversos países.
¿Como se explica esta contradicción?
La respuesta no es unívoca, y entre las tantos factores que influyen para que esto suceda se hallan el racismo, los prejuicios, la discriminación, etc.
Sin embargo, todos estos factores son en realidad alimentados artificialmente, con el objeto de ocultar el verdadero y único motivo para que se fomente el ingreso y egreso de mercancía desde y hacia cualquier país pero se restrinja el tránsito de personas: el afán de lucro de las elites.
En un mundo globalizado, en el que casi todo se puede comerciar en casi todas partes, los vencedores serán, obviamente, quienes produzcan al menor costo.
Pues bien, ¿Cómo se logra producir a bajo costo? Simple: produciendo en aquellos lugares del mundo en los que los salarios sean menores y las condiciones laborales más precarias. Es decir que será más barato producir, por ejemplo balones de fútbol, en Honduras que en Estados Unidos; en Senegal que en Francia.
Así surgieron las maquilas, fábricas intensivas con trabajadores semiesclavos, muy extendidas fundamentalmente en Centroamérica, que producen para empresas multinacionales que luego venden sus productos en el primer mundo.
Pero para que esto sea posible hay que evitar a toda costa que los hondureños y senegaleses emigren en masa a Estados Unidos y a Francia, y que sólo lo hagan los necesarios para realizar los trabajos que nadie demande en los países centrales.
Porque si eso ocurriera, ¿Quién fabricaría los balones?
Por eso los muros, por eso las visas.
Ahora bien, qué podemos hacer en América Latina para comenzar a revertir el proceso?
La integración latinoamericana es fundamental. Lograr que la región tenga una moneda única, leyes laborales unificadas, fronteras abiertas, y todo ello, aplicado con una óptica social, alejada de los intereses de los grupos económicos locales, regionales y mundiales, quizás suene utópico. Puede ser. Pero también era utópica la gesta de Bolívar, San Martín y O’Higgins, y se logró la independencia formal de nuestros países.
Vayamos ahora por la segunda y definitiva independencia: el nacimiento de la Nación Latinoamericana. Unida y altiva. Soberana y digna. Como la soñaron Bolívar, San Martín y O’Higgins. De nosotros depende.
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