31.1.07

En el techo de un tren hacia las profundidades del Ecuador

Este post está dedicado a la Ministra de Defensa del Ecuador, Guadalupe Larriva, recientemente fallecida en un “accidente made in CIA”, y es también un recuerdo de uno de los lugares más bellos en los que he estado jamás.

Era muy temprano en la mañana. La estación de Riobamba, ciudad cuna de la nacionalidad ecuatoriana, desbordaba de gente, en su mayoría indígenas.
Entre ellos parecía yo un bicho raro, pero una larga estadía en aquel país me hacía sentir tácitamente uno de ellos. Comía sus mismos alimentos, entendía sus palabras y sus silencios y había aprendido a respetarlos y a estimarlos.
Poco rato después llegaban algunos contingentes turísticos. Mientras pensaba en todo lo que se perdían aquellos viajeros por no sumergirse sin filtros en la vasta cultura de aquella tierra, y optar por viajar en tours preconcebidos.
Mis reflexiones se vieron interrumpidas cuando una mujer sin edad con ropas de vivos colores, un bello sombrero negro y redondo y un niño amarrado a su espalda me indicaba que había llegado mi turno en la boletería.
Compré un pasaje a Alausí, en plena cordillera de Los Andes.
El tren iba a recorrer sitios recónditos de las montañas del Ecuador durante todo el día, y finalizaría su recorrido luego de atravesar el sobrecogedor paso andino llamado “Nariz del Diablo”, a más de 3.500 metros de altura.
Al igual que la mayoría de los viajeros, decidí viajar en el techo del tren, para apreciar mejor el paisaje.
Cuando el tren se puso en marcha, comenzó a discurrir como un gusano gigante entre altas montañas labradas hasta su cima por laboriosos campesinos indígenas.
Cada tanto atravesábamos algún pueblito, y los niños del lugar se acercaban a la vía para saludar a los ocasionales viajeros.
Los impresionantes paisajes, las descomunales quebradas, las nubes al alcance de la mano, se disfrutaban aún más acompañadas de la fría brisa, las artesanales bebidas alcohólicas fermentadas de algún cereal indefinido y los ricos bocadillos, todos ellos a base de plátano frito.
Cuando llegamos al pequeño poblado de Alausí, era noche cerrada. Había que regresar a Riobamba, pero ya no había bus.
Me acerqué a la carretera a hacer dedo, rogando que alguien me devuelva a Riobamba. El primer vehículo que pasó, frenó, en otro ejemplo más de la inigualable hospitalidad de un país fantástico. La familia que allí viajaba, incluida una hermosa niñita, no pararon de sonreírme durante el viaje, mientras me ofrecían comidas y bebidas como para alimentar a un batallón.
Nos despedimos con un apretón de manos, casi en silencio, con esa complicidad tácita tan intrínseca a los habitantes de las tierras altas.
Era de madrugada cuando me dejé llevar por las calles de Riobamba. La ciudad estaba casi desierta, y sólo me crucé con algunas mujeres indígenas, que preparaban sus frutas y verduras, ya que el día siguiente era día de mercado.
El amanecer me sorprendió saboreando unas bananas fritas con arroz y una cerveza más helada que las noches de Riobamba. Y cuando el sol reflejó sus madrugadores rayos sobre la cumbre nevada del Volcán Chimborazo, supe inmediatamente que había encontrado mi lugar en el mundo. Y además, que ya había abierto el mercado.

Fotos de arriba hacia abajo:

1) Los pueblos andinos del Ecuador usan a las nubes como sombreros.
2) En el techo del tren. El hombre de gris con una franja roja es el guarda.
3) Un imponente paisaje de Los Andes ecuatorianos. Abajo, en el valle, una solitaria casa.
4) Una indígena, perpleja, contempla el agua ante su casa, luego de una tormenta.
5) La estación de Guamote, a más de 3.000 metros de altitud. En los puestos venden deliciosos bocadillos de plátano frito y guacamole.

25.1.07

¿Qué es el populismo?

Habitualmente, quienes quieren definir políticamente a determinados gobiernos latinoamericanos, en particular a Hugo Chávez y a Evo Morales, se refieren a ellos con el término “populistas”.
Se puede estar a favor o en contra de sus gobiernos, se puede coincidir o disentir con sus ideas, pero lo que sí es inaceptable es que se los califique de populistas.

Definición

El populismo es el uso de medidas de gobierno destinadas a ganar la simpatía de la población, otorgando beneficios limitados o soluciones a corto plazo que no ponen el peligro el orden social instituido ni le otorgan capacidades reales de autodeterminación a los pueblos sino que sirven para que eleven o mantengan la popularidad de los caudillos o del régimen reforzando su poder.
Se diferencia de la demagogia porque se refiere no sólo a discursos, sino también a acciones.

¿Por qué Chávez y Evo no son populistas?

Por dos motivos fundamentales: 1) Porque SÍ ponen en peligro el orden social instituido. 2) Porque SÍ otorgan autodeterminación a los pueblos. Veamos algunos ejemplos:

· Durante el gobierno de Chávez se crearon cientos de miles de organizaciones paralelas al Estado, que realizan todo tipo de actividades.
· En Venezuela, las llamadas “misiones”, que acabaron con el analfabetismo, brindan atención de la salud, generaron una red de comercialización alimentaria alternativa, capacitan trabajadores reinsertándolos en el mundo laboral, entre otros logros, son gestionadas de manera autónoma, con núcleos locales de gestión.
· Chávez acaba de nacionalizar empresas privatizadas; le arrebató la renta petrolera a la oligarquía para ponerla al servicio de las mencionadas “misiones”, creó más de 100.000 cooperativas autogestionadas, y está llamando a construir el socialismo. ¿No es eso cambiar el orden establecido?
· Evo, con sólo un año de gobierno, nacionalizó los hidrocarburos e impulsa una Asamblea Constituyente originaria, con la intención de refundar el Estado boliviano ¿No es eso intentar cambiar el orden establecido?
· Evo surgió de los movimientos sociales. Es el producto de ellos. El lema de esos movimientos es “mandar obedeciendo”. ¿Hay algo más participativo y democrático?

Conclusiones

· El populismo es la antítesis de la socialdemocracia, dentro de los márgenes del sistema.
· El poder real implanta la socialdemocracia cuando el conjunto de la sociedad demanda prioritariamente libertades democráticas, y el populismo, cuando el pueblo demanda únicamente progreso social y económico o simplemente inclusión social.
· En estos casos, el populismo es el dique de contención del socialismo. Algunos ejemplos paradigmáticos de populistas: Mussolini, el Hitler de los comienzos, Perón, el PRI mexicano, el brasileño Getulio Vargas.
· El término “populista” para referirse a Chávez y a Evo fue acuñado en la Casa Blanca, difundido por los medios de comunicación masiva, y repetido como loros por quienes no simpatizan con sus gobiernos en nuestros países.
· El problema se suscita porque el verdadero término que describe a Chávez y a Evo es “socialistas”. Y si se utilizara esa palabra para definirlos, quedarían al descubierto los impostores que se sirven del socialismo para autodefinirse, y mientras tanto, gobiernan al servicio de quienes dicen enfrentar (ver post anterior).

17.1.07

La socialdemocracia: espejito de colores del siglo XXI

"La no intervención del Estado en la economía,
es en realidad, intervención en favor de los poderosos"


Si bien tenía una larga trayectoria previa, desde la caída del Muro de Berlín y la desaparición de la Unión Soviética, muchos partidos históricamente de izquierda en diversos países del mundo, adoptaron una línea política que se ha dado en llamar “socialdemocracia”.
Algunos de esos partidos incluso llegaron al gobierno, como el Partido Socialista de Chile, el Partido de los Trabajadores de Brasil o el Frente Amplio de Uruguay y otros han estado muy cerca, como el Partido de la Revolución Democrática (PRD) de México.

Ahora bien, ¿Qué plantea la socialdemocracia?
Esta línea política, aún reivindicándose como fuerza de izquierda, reniega de sus postulados históricos, acepta los límites de la democracia representativa y levanta la bandera del “capitalismo con rostro humano”.
El resultado suele ser un gobierno que mantiene el plan económico heredado de fuerzas de derecha, pero que logra tibios avances en el plano cultural y en los derechos humanos, y a veces, en la lucha contra la corrupción, y poco más.
Antes de llegar al gobierno, estos partidos logran aglutinar a amplios sectores de la población, que los ven como una esperanza ante la barbarie neoliberal y/o fascista, encarnada en las dictaduras militares y en gobiernos apátridas, como los de Menem, Bucaram o Salinas de Gortari. Además, las fuerzas de derecha suelen atacarlos virulentamente durante la campaña electoral, utilizando todo tipo de artimañas y mentiras.
Esto contribuye a que cuando la socialdemocracia gana las elecciones, la población hace suya la victoria y la considera una gesta, una hazaña. Es este el momento cumbre, el clímax.
Una vez en el gobierno, ocurre lo ya descripto: se mantiene el plan económico, aplicando reformas cosméticas.
La población no logra mejorar su nivel de vida, se ve defraudada por la “socialdemocracia” y se desanima. Este es el escenario perfecto para la derecha: “¿ven? ¿La izquierda tampoco soluciona nada? Es imposible cambiar la lógica del libre mercado y del capitalismo”.
En la siguiente elección, o bien gana la socialdemocracia nuevamente, pero ya sin apetencias ni siquiera reformistas (el caso de la Concertación Chilena) o bien vuelve a triunfar la derecha, más fortalecida que antes (Uribe en Colombia).


Conclusiones

• La socialdemocracia no es de izquierda. No logra solucionar los problemas de la gente, y se convierte en un dique de contención de las demandas sociales, hasta que la derecha se reorganiza. Logrado esto, en algunas ocasiones, la derecha vuelve al poder directamente, y en otras, coopta a la socialdemocracia hasta hacerla idéntica a la derecha misma (¿Qué diferencia sustancial en lo económico hay entre Bachelet y Linera?)

• La socialdemocracia no es de izquierda porque reniega de la democracia directa y participativa; porque no afecta los intereses del gran capital; porque promueve la conciliación entre explotadores y explotados; en síntesis, porque desecha la lucha de clases, y la reemplaza por maquillar el rostro de la clase dominante para hacerla más tolerable.

• La socialdemocracia hace un gran daño a nuestros países, incluso mayor al que provoca la derecha. La derecha, es sabido, representa los intereses de los poderes fácticos, de los grandes empresarios nacionales, de la Embajada de Estados Unidos y de las multinacionales. Gobiernan a favor de todos ellos, en desmedro del pueblo.

• La socialdemocracia hace lo mismo, pero diciendo lo contrario. Este engaño provoca el desánimo de la población. No es casual que en los países donde la socialdemocracia es más fuerte, la participación ciudadana en los asuntos públicos es muy baja y la gente está descreída de la política y no asume los problemas como propios: delega todo el poder en los gobiernos. Es decir, el paraíso del poder real. Chile, Uruguay, Brasil son algunos ejemplos de esto.

• ¿Porqué no se puede cambiar la economía desde la socialdemocracia? Porque la socialdemocracia acepta las reglas de la democracia representativa. Y dentro de esos márgenes estrechos es imposible lograr la propiedad colectiva de los medios de producción, desconocer la deuda externa fraudulenta, resistir las presiones de la Embajada de Estados Unidos y del gran capital, etc. Hacerlo sería entrar en un proceso dialéctico que inevitablemente llevaría a una radicalización del gobierno. Al no emprender ese camino, la socialdemocracia muestra su verdadero rostro: el de garante de última instancia de la institucionalidad y el status quo, es decir, el garante de última instancia del poder económico.

• Es necesario identificar a la socialdemocracia como la “izquierda de la derecha”, pero siempre formando parte de la derecha. Siendo conscientes de esto, será posible avanzar hacia alternativas que verdaderamente buscan cambiar la realidad y no maquillarla. América Latina está dando en los últimos tiempos algunos ejemplos de que es posible lograrlo. Aunque a los muchos Señores Insulza que existen nuestra región no le agraden, por cierto.

Fotos, de arriba hacia abajo:

1) El presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, íntimo con Condoleeza Rice,
2) El presidente de Argentina, Néstor Kirchner, abriendo las sesiones en Wall Street.
3) La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, sonríe junto a George W. Bush.
4) El presidente de Brasil, Lula Da Silva, junto con Donald Rumsfield, Secretario de Defensa de Estados Unidos, ideólogo de la guerra de Irak.

10.1.07

“Confesiones de un gángster económico”

No me gusta dar consejos. En general, cuando mis padres o algún pariente me recomendaban un libro, mi primer impulso era no leerlo.
Aún a riesgo de que ustedes compartan conmigo el mismo trastorno patológico, me voy a permitir recomendarles un libro.
Acabo de leer “Confesiones de un gángster económico”.
El libro está escrito por John Perkins, quien durante gran parte de su vida trabajó para agencias semigubernamentales estadounidenses que hacen lobby para corporaciones multinacionales alrededor del mundo.
Perkins, a medida que comprobaba como su trabajo influía directamente en las economías de los países en los que trabajaba, empobreciendo a la población, fue sintiendo remordimientos.
Finalmente renunció a su trabajo, formó asociaciones sin fines de lucro de carácter ecológico y se fue a la selva ecuatoriana a defender a la tribu amazónica de los Shuar, de la avaricia de las multinacionales ávidas por quedarse con sus tierras ricas en petróleo.
El libro narra como los “gángsteres económicos” al servicio de las multinacionales estafan en miles de millones de dólares a los países empobrecidos del tercer mundo, emiten dictámenes financieros fraudulentos para inflar las deudas externas de esos países, amañan elecciones, sobornan a gobiernos corruptos y llegado el caso, asesinan a presidentes que no se someten a sus reglas.
El libro cuenta con lujo de detalles los magnicidios de Torrijos, ex Presidente de Panamá, y de Roldós, ex Presidente de Ecuador.
Pero lo más interesante, es que las historias están contadas en primera persona, narradas por uno de los protagonistas de estas historias. Y todo está explicado en un lenguaje llano, ameno, más propio de una novela que de un libro sobre política y economía.
Les aseguro que es un relato atrapante, y que les permitirá entender muchas cosas que pasan en el mundo, que habitualmente pasan desapercibidas, y que afectan directamente en nuestras vidas. Y lo mejor, es que luego de leer el libro, verán que hay muchas cosas que podemos hacer para cambiar la realidad.

Datos para conseguir el libro

El libro se llama “Confesiones de un gángster económico”.
El Número de ISBN es 84-934642-0-1
Ingresando este número en Google se consiguen más datos sobre el libro, y además, yendo a cualquier librería, consultando mediante este código, les podrán informar rápidamente si tienen o no el libro.
Si no consiguen el libro en una librería, se puede comprar mediante www.amazon.com
a un costo de U$S 12 dólares, más gastos de envío.

El link directo del libro en www.amazon.com
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Yo compré libros con este método, y nunca ha fallado ni me han cobrado nada indebido.
La página web está en inglés, y si no se conoce ese idioma, es complejo realizar la operación. A quien le interese, le puedo ayudar a hacer el pedido.

Para más datos sobre el autor del libro, ingresen a www.johnperkins.org

Estoy tan seguro de que les gustará el libro, que hasta me animaría a devolverle el dinero a quien no le guste.
“Haceme caso, no seas cabeza dura, lee el libro”, me decía mi mamá. Quizás esté repitiendo la misma historia con ustedes, espero que con mejor resultado, claro.

3.1.07

Chiapas: el corazón del México profundo

El bus procedente de Mérida llegó a Palenque, enclave principal de la selva de Chiapas, a las 4 de la mañana. A pesar de la hora, el calor era abrasador, y la exuberante vegetación exudaba humedad e insectos de todo tipo.
Apenas descendimos del bus, nos ofrecieron la excursión que habíamos ido a buscar: iríamos a las ruinas mayas de Palenque, a la laguna de Misol Ha y a las Cascadas de Agua Azul. Finalizando la jornada, iríamos a San Cristóbal de las Casas, la ciudad emblemática de la rebelión zapatista.
Fuimos en una camioneta junto a tres argentinas, tres chilenas, dos italianas y un mexicano. Chiapas llama la atención por la ausencia de estadounidenses, lo que permite que el lugar conserve su magia, y no esté impregnado de la barbarie que aquellos exportan donde llegan.
Las ruinas de Palenque corresponden al período tardío de los mayas, ya que éstos llegaron a Chiapas cuando la falta de agua hizo imposible la subsistencia en la península de Yucatán. Por ello, estas ruinas son totalmente diferentes a las más conocidas de Chichén Itzá. Además de los detalles arquitectónicos, la mayor diferencia es que mientras en Chichén las construcciones están enclavadas en un paisaje desértico, en Palenque están inmersas en el corazón de la selva, rodeadas de cascadas, realzando su belleza.
El paseo es muy trabajoso por el intenso calor y la humedad, pero la magnificencia del lugar deja en un segundo plano el esfuerzo.
Cuando dejamos atrás las ruinas, y nos dirigíamos a la Laguna de Misol Ha, en el corazón de la selva, el termómetro de la camioneta marcaba una temperatura superior a los 50 grados.
Por ello, llegar al extraordinario paraje de Misol Ha, es una tácita invitación a una zambullida en las heladas aguas. Para lograrlo hay que emular a Tarzán, y así llegar al medio de la laguna, evitando tropezar con las piedras de la orilla.
Unos kilómetros más lejos, cerca de la frontera con Guatemala, las Cascadas de Agua Azul son un deleite para los sentidos. Las maravillosas vistas, el sonido ensordecedor del agua y el olor a hierba mojada quedan para siempre en el recuerdo de los privilegiados que llegan a tan remoto sitio, y lo disfrutan en todo su esplendor.
Tanto Misol Ha como Agua Azul son conservados y mantenidos por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que gobierna de hecho en casi la totalidad del estado de Chiapas. Las Juntas de Buen Gobierno entregan en concesión a diversas comunidades indígenas los sitios turísticos, para que generen ingresos y logren su autosustento. Los predios están bien señalizados, cuentan con sanitarios en buenas condiciones, y los lugares son preservados estupendamente. Son un ejemplo de autogobierno y desarrollo local.

San Cristóbal de las Casas

Para llegar a esta ciudad hay que abandonar la selva. El camino asciende serpenteante desde el nivel del mar hasta los más de 2.000 metros de altitud de San Cristóbal de las Casas, regalando vistas majestuosas de la Selva Lacandona y de las montañas de la Sierra Soconusco.
Al arribar a San Cristóbal, ya entrada la noche, disfrutamos de una temperatura agradable, moderada por la altitud. Esto representó un alivio, luego del sofocante calor de la selva.
San Cristóbal es una ciudad hipnótica. Cautiva al visitante desde el primer momento. Su arquitectura colonial, sus coloridas construcciones, la música de marimba que resuena en la plaza principal, los coloridos vestidos indígenas que pueblan sus calles y el mercado, su riquísima vida cultural y el siempre presente espíritu zapatista, la convierten en, según mi visión, la más bella ciudad de México.
A pocos kilómetros hacia arriba de la montaña, se halla el pequeño poblado indígena de San Juan Chamula. Allí se encuentra un mercado y la iglesia más extraña que he visto en mi vida. Los indígenas profesan una religión que mixtura elementos católicos con ritos animistas. Dentro del templo, atiborrado de vegetales y botellas de Coca Cola ofrendados a dioses paganos, los fieles rezan a coloridas imágenes de la Virgen María o de un Jesucristo indígena.

Conclusión

Chiapas es el estado más pobre de México, según las estadísticas oficiales. Es probable que así sea, en gran medida, debido al eterno olvido y discriminación del gobierno central de México por la región. Sin embargo, la rica tradición cultural, la notable conciencia política de sus habitantes, la novedosa organización social a partir del surgimiento del EZLN, sus exuberantes bellezas naturales y el ejemplo de dignidad de su pueblo, que atrae a viajeros de todo el mundo, lo convierten en un destino obligado para quien se interesa por algo más que las playas del caribe mexicano.
Luego de haber estado allí puedo afirmar que quien visita México y no pasa por Chiapas se está perdiendo un tesoro. Una gema aún no descubierta (y contaminada) por el turismo masivo.
Por mi parte, cada vez que pienso en México, Chiapas llega a mi mente como el mejor secreto de una cultura que, aunque milenaria, aún late en carne viva, en las entrañas del México moderno.

Fotos, de arriba hacia abajo:
1) Mariana y yo en las cascadas de Agua Azul
2) Las ruinas mayas de Palenque
3) Mi zambullida en Misol Ha
4) Vista de Agua Azul
5) Calle de San Cristóbal de las Casas
6) La catedral de San Cristóbal de las Casas
7) El EZLN aclara los tantos
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