7.9.06

El que sabe, sabe, y el que no sabe, jefe

La afirmación del título se ha convertido en una frase de la gente, en una creencia generalizada.
Me voy a permitir enumerar algunas de las problemáticas que, en mi opinión, inciden para que en los organismos públicos y en las empresas quienes están a cargo de las máximas responsabilidades suelen ser menos competentes que quienes están por debajo en la escala jerárquica.
El primer factor es la edad. En general, y sobre todo en las instituciones burguesas, el ascenso en las estructuras organizacionales se produce escalón por escalón, de manera vertical. Esto provoca que cuando alguien llega a los puestos más encumbrados tiene ya muchos años en la espalda, y su carácter se vuelve más conservador, menos propenso a los cambios, y se produce un lógico aburguesamiento (palabra que no casualmente deviene del término “burgués”).
Además, ese puesto destacado casi siempre le otorga al jefe un buen pasar económico, lo que conlleva indefectiblemente a que tienda a mantener las cosas como están. Y en general, el que no avanza, retrocede.
Otro factor que influye es la corrupción y los “acomodos”. Este es un mal intrínseco de las organizaciones privadas rentísticas y de los organismos públicos de la democracia representativa.
En las organizaciones privadas rentísticas, porque ningún “hijo de rico” quiere trabajar en una fábrica. Pero como el sistema capitalista permite la perversión consistente en que “trabajar” sea vender y comprar acciones desde un escritorio, o apropiarse de las plusvalías ajenas sentado en un escritorio, los “acomodados” ven tentador el puesto. Si el acomodo consistiera en un puesto de trabajo productivo, seguramente no sería tan codiciado por estos vagos de cuello blanco.
En los organismos públicos de las democracias representativas, el acomodo es hijo dilecto de la burocracia estatal. Este tipo de burocracia deviene de la “política profesional”, lo que ya de por sí es un despropósito semántico.
En aquellos lugares donde existe la democracia popular directa este fenómeno no existe. En Cuba, por ejemplo, los cargos públicos municipales, comunales y distritales son elegidos por los vecinos de manera directa. Es decir, se elige a la persona y no a una agrupación política, y esa persona trabaja por su comunidad ejecutando los dictados de sus vecinos, sin por ello percibir una retribución mayor a la de cualquier trabajador. Es lo que los quechuas llaman “mandar obedeciendo”.
En Chiapas, las comunidades zapatistas tienen una organización circular, consistente en que los cargos son ocupados rotativamente por los integrantes de la comunidad capacitados para ejercerlos. Imaginar algo parecido en las democracias representativas capitalistas es más que una ingenuidad.
En síntesis, la causa más importante de la vigencia de la frase del título es el carácter conservador y reaccionario del sistema, tendiente en general a mantener las cosas como están, para favorecer a los mismos de siempre. Luego, al aplicar esta lógica, se incuba una sorda corruptela al amparo del vicio originario: servirse de la organización y/o del Estado, en lugar de servir a la organización y/o al Estado, entendiendo esto como propender al bien común.
Al cercenar el ascenso de los mandos medios en las organizaciones, ya sean públicas o privadas, se alimenta el inmovilismo, ingrediente esencial para la supervivencia de los capitalistas ociosos que se aprovechan del sistema, que lógica y necesariamente, está diseñado para permitirlo.
La conclusión es que la propensión al bien común por parte de las empresas capitalistas o del Estado burgués hijo de la democracia representativa es el mayor sofisma de la historia moderna occidental, quedando claro que el sistema imperante, tanto en las empresas como en el Estado burgués, está al servicio los grupos corporativos que conforman el interés dominante, más allá de las capacidades individuales de los miembros de las organizaciones.

5 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Desgraciadamente, la empresa en la que yo trabajo no escapa a esto! Lo unico que tiene de bueno (o malo, no?) es que cada jefe tiene un ahijado joven, y en general estan muy influenciados por las opiniones de estos. Lo que logra la lucha entre los empleados: el tipico divide y reinaras! Ahora si, a la hora de repartir dividendos.... NO COMPARTEN!!!

lu

8/9/06 11:19  
Anonymous Anónimo said...

Supongo que en cada empresa sea ésta pública o privada existen los denominados "ahijados", los engreídos del jefe que aunque lo hagan todo mal (si es que hacen algo) están ahí en la empresa ganando un sueldazo único. Pienso que si las empresas desistieran de contratar este "tipo de colaboradores" muchas serían las ganancias que obtendrían al final de cada periodo contable, puesto que estos rubros aumentan considerablemente la partida "sueldos y salarios".
¡cómo siempre Daniel te pasaste, muy buen post!

8/9/06 12:05  
Blogger 35345 said...

Hola Daniel
Quizá en algunas empresas, más allá de que lo que decís es regla, eso de que el que no sabe es jefe se debe a que cuando el tipo empezó a subir tenía 20 años y cuando llegó arriba ya tenía 50, es decir, si el tipo no se siguió capacitando (supongamos que el hombre estudio relaciones públicas a los 20 y la cosa era saber inglés... ahora la cosa es el chino o no sé que) cuando llegue a jefe y con la velocidad de envejecimiento que hoy se le ha impuesto al conocimiento en general el tipo no será más que un jefe de una compañia llena de empleados que están mejor formados para ese contexto temporal específico.
Es sólo una opinión y hasta me mareo cuando terminé de escribirla.
Un abrazo

8/9/06 12:15  
Anonymous Anónimo said...

Marian vi un comentario tuyo en el post de "Lunes en la mañana" concuerdo totalmente contigo: cualquier cosa que se haga será insuficiente; mas aún cuando esos cargos son ocupados por familiares del accionista mayoritario.

8/9/06 13:10  
Blogger Lore Ortiz said...

Claro que ningún hijo de rico querrá "descender" en status. Muchos jefes llegan a esos puestos por ser amigos o hijos del amigo... aunque no puedo afirmar que siempre ocurre de esa forma.
El jefe cree tener el poder y eso es malo. El jefe debe ser un buen líder que motive y no que obligue a sus subordinados (o mejor dicho a su equipo de trabajo).

Es cierto que las empresas se quedan estancadas de repente por falta de gente más joven que aporte con nuevos conocimientos de tecnología... muchos quedan obsoletos por miedo a aprender...


Un beso, chau
Lore

9/9/06 22:28  

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